La bella historia de las huellas en la arena.

Una noche un hombre tuvo un sueño dónde andaba por la playa junto a Jesús. En el cielo se veían reflejadas escenas de su vida. Delante de cada escena veía en la arena dos pares de huellas: las suyas y las del Señor. 

Después de que pasara delante de él, la última escena de su sueño, se volvió a mirar las huellas de la aena. Notó que en muchas ocasiones, a lo largo de su vida, sólo había un par de ellas. Se dio cuenta que esto sucedía cuando vivía los momentos más tristes y oscuros de su vida. 

Aquello lo turbó mucho, y le pidió al Señor: "Señor, dijiste que una vez que decidiera seguirte, andarías conmigo hasta el final. Aún así he notado que en los momentos más difíciles de mi vida sólo se ven las huellas de dos pies. No entiendo por qué me abandonabas cuando más te necesitaba". 

El Señor le respondió: "Hijo, mi querido hijo; yo te quiero y nunca te abandonaría. En tus momentos de prueba y padecimiento, cuando viste que sólo había dos huellas era porque yo te llevaba en brazos". 

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