Jesús nos enseñó a hablar y a callar.

Hablar...

... oportunamente es acierto
... frente al enemigo, es civismo
... ante la injusticia, es valentía
... para rectificar, es un deber
... para defender, es compasión
... ante un dolor, es consolar
... para ayudar a otros, es caridad
... con sinceridad, es rectitud
... de sí mismo, es vanidad
... restituyendo fama, es honradez
... disipando falsos, es conciencia
... de defectos, es lastimar
... debiendo callar, es necedad
... por hablar, es tontería.


Callar...

... cuando te acusan, es heroísmo.
... cuando insultan, es amor.
... las propias penas, es sacrificio.
... de sí mismo, es humildad.
... miserias humanas, es caridad.
... a tiempo, es prudencia.
... en el dolor, es penitencia.
... palabras inútiles, es virtud.
... cuando hieren, es santidad.
... para defender, es nobleza.
... defectos ajenos, es benevolencia.
... debiendo hablar, es cobardía.

Hablar es fácil, pero callar requiere prudencia y dominio. Debemos aprender primero a callar, para luego poder hablar. Y por eso, recuerda: que tus palabras sean más importantes que el silencio que rompes. ¿No nos enseñó Jesús a callar incluso en el sufrimiento de la muerte? Si leyéramos con frecuencia el Evangelio aprenderíamos a medir la palabra, y el silencio. Aprenderíamos a seguir Jesús, callando, pero también hablando en su medida. 

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